Si tu hijo o hija nunca está descontento contigo estás haciendo algo mal casi seguro.
La frustración es clave. Les prepara para la vida real donde los planes casi nunca salen 100% como previsto.
Hay que pasar momentos males para salir más fuerte. Nosotros como padres tenemos la obligación de prepararles para los monstruos que van a afrontar en sus vidas como adultos.
Frustración y sufrimiento son la armadura para ello.