Cuando tienes hijos pequeños ser feliz es más fácil. Te conformas simplemente observándolos y te das cuenta que en realidad no necesitas nada más. Luego también existen momentos de cansancio y desesperación pero se ven siempre compensados cuando por fin hay algunos minutos de tranquilidad.
Ahora mismo todavía somos sus superhéroes. Piensan que los padres somos capaces de hacer cualquier cosa. Espero que no crezcan demasiado rápido para darse cuenta que somos simples humanos.
Sé que como padre no puedo pintar de forma detallada su futuro. En un momento dado tienen que encontrar su propio camino. Aun así me gustaría que hayan adquirido estas habilidades y competencias cuando sean adultos.
Ser feliz es una habilidad. Es una actitud. Es una decisión. Puedes optar por darte pena o por pensar que el destino está en tus manos. La vida no es siempre justa. Ser feliz tiene un precio. Hay que esforzarse. Rendirse no es una opción porque no hay vida posible si no tienes felicidad.
Si queremos que los demás sean más justos con nosotros tenemos que tener esa misma habilidad. No es algo innato para algunos. Otros ni se esfuerzan. Antes de cabrearse hay que ponerse en la piel del otro. Igual algún día con más empatía viviremos en un mundo con menos problemas que surgen del egoísmo o del idealismo.
Una de las cosas que nuestros hijos ven de nosotros es la importancia que le damos al deporte. Actividad física forma parte de nuestras vidas y lo practicamos varias veces por semana. Tener 3 hijos pequeños no es un impedimento para ello. Las excusas no sirven. Junto con la actividad física se desarrolla la fuerza mental. En la vida se van a encontrar muchas barreras y no quiero que se vengan abajo cuando se enfrenten a una de ellas sino que aprendan a superarla y crecer con ello como personas.
Una de las cosas que aprendes cuando aprendes es que se requiere constancia y paciencia para lograr algo en la vida. Aparte de quitarse barreras mentales quiero que no estén atados a un país. Los idiomas son una herramienta y un activo de increíble valor. Quiero que tengan pasión por ellos y que no lo hagan únicamente por necesidad sino porque les gusta adquirir ese superpoder.
Tienen que aprender hay que ser organizados. Hay que planificar las cosas. Esto no impide no poder ser espontaneo pero que ha organización les quitará estrés que puede generar infelicidad. Saber sacarle provecho al tiempo al máximo les ayudará disponer de más tiempo más allá del trabajo.
La mayoría de las cosas dependen de nosotros pero siempre existen pequeños pasos donde para ir más rápido necesitamos la aprobación de terceros. El saber negociar y comunicar son habilidades clave para convencer. Para formar equipo, para liderar, para lograr un win-win, para ser más feliz con la pareja, etc. Quiero que se formen y aprendan todo lo que puedan en este campo.
Quiero que sean capaces de lograr algo que yo todavía no soy capaz. Desconectar. Aunque haya problemas uno tiene que ser capaz de aislarse de ellos de forma temporal. No es lo mismo que ignorarlos porque eso sería peligroso. Para tener una salud mental hay que ser capaz de poner la mente en blanco. De no preocuparse lo que será en justo ese momento. Es algo que te puede aportar la meditación.
Sobre todo quiero que nunca se conformen con logros del pasado. No significa que no puedan estar orgullosos de lo que van consiguiendo pero que entiendan que únicamente importa el presente. Ser feliz pasa por esforzarse, por no pararse nunca, por conformarse, por aceptar una derrota pero también por volver a levantarse una y otra vez.
Al final eso es lo que importa. Que aprendan a ser felices cuando sean mayores.
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