Ayer por fin he conseguido salir de mi círculo vicioso de trabajar hasta el último minuto. Me he levantado del escritorio y le he preguntado a mis hijos si tienen ganas de jugar un juego de mesa conmigo. Hemos pasando unos 30 minutos jugando. Ha sido divertido. Quiero hacerlo más porque mañana ya serán grandes y no me habré enterado.
Foto de Adobe Stock