Siendo consciente que me la estoy jugando por el ritmo que estoy llevando, recientemente he dicho “no” a un cliente. Dejaba de ser rentable la labor que estaba haciendo por él y cada vez me pedía más.
“Pués hasta aquí hemos llegado” me dije y le llame para decirle que este mes iba a ser el último en el que iba a prestarle servicios. Evidentemente no lo iba a dejar tirado e iba a cumplir con lo pactado. La sorpresa fue triple.
En ocasiones por miedo no nos atrevemos a decir “no”. Pueden salir muy cosas positivas como puedes ver de mi caso. Al final voy a “aguantar” un poco más. La verdad es que me ha puesto las cosas fáciles para seguir. A ver qué tal va el tema las próximas semanas…
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