Sin ánimo de ofender a nadie pero… ¿Cuántas tonterías llegamos a decir a lo largo del mes, de la semana e incluso del día? Respuestas sin reflexión, criterio, sentido, etc. Cuando más inteligentes queremos aparecer, más torpes quedamos. Es un arte opinar sin parecer un idiota. Pocos lo dominan.
Y esto no ocurre en una conversación únicamente. Lo peor es cuando se mezcla con emociones y empezamos a estar bajo estrés. Nuestro cerebro baja en efectividad y se iluminan todas las bombillas de autodefensa. A un ataque le sigue un contra-ataque hasta que uno de los dos oponentes salga herido y/o humillado. Los daños causados en muchas ocasiones ya no son reparables.
Existe una regla de las 24 horas. Cuando algo o alguien logra ofenderte gravemente deja de pasar un día. Despiértate y escucha dentro de ti para ver cómo te sientes ahora. ¿Todavía sigues con la misma rabia o ya se te ha pasado? En la mayoría de los casos no era para tanto y haberte callado la boca ha sido una buena decisión.
Callarse no significa dejarse pisar. Significa invertir la energía de forma positiva. Es ponerse manos a la obra. La mejor forma para convencer o demostrar que se equivocan es a través de tus actos. Los cabrones siempre existirán. La mejor actitud es la de “Rutsch mir den Buckel herunter”. Es una expresión alemana que literalmente significa “resbálame la espalda” y que quiere decir que algo no te afecta aunque no te guste al 100%.
Escuchar y actuar es mejor que parar para hablar.
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