Dejas la puerta abierta a soluciones que no surgen si te cierras.
Descubres posibles malentendidos antes de que surjan problemas.
Dejas espacio para segundas oportunidades.
Ser amable no significa permitir que te tomen por tonto. Son dos cosas muy distintas. Pero hasta que no se haya demostrado lo contrario, seguir siendo agradable siempre te llevará más lejos. O eso me gusta pensar.
Foto de Adobe Stock