Esta semana he vivido una experiencia a nivel profesional que me ha retado. Ha sido una sensación de frustración, injusticia e impotencia a la vez. Dependes de un tercero para que se solucione el problema.
Al principio no sabes qué hacer porque no está claro ni cómo ni cuándo el tema se va a solucionar. Lo que si es cierto es que no se resolverá solo. Todo dependerá de tu empeño de encontrar una solución cuando antes y no rendirte a la primera.
Justo esta mañana antes de escribir este post recibo la noticia que el tema está solucionado. Para llegar a este punto he estado investigando horas en foros, redactando decenas de mails y haciendo unas cuantas llamadas. Es una satisfacción inmensa.
El mix de incertidumbre y la sensación de dependencia de un tercero son un cóctel peligroso que hacen que muchos se rinden antes de llegar a sus metas. Cuando no conoces el camino todo es inseguro y no tienes claro si vas a llegar y si todo el esfuerzo realmente merece la pena.
La diferencia entre aquellas personas que crece y las demás que tiran la toalla por el camino consiste en la perseverancia.
Cuando las cosas se ponen difíciles, insiste. No habrá mapas pero por el camino encontrarás pistas. Vas a sufrir y pensarás que toda la energía que estás invirtiendo no servirá para nada.
No te equivoques. Ser feliz no es gratis. Se requiere mucha dedicación, capacidad de sufrimiento y perseverancia. Por llegar se puede pero no te pares cuando las cosas se pongan difíciles. La satisfacción cuando cumplas tu objetivo será inmensa.
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