Los seres humanos aspiramos a ser mejor y nunca nos conformamos con lo que tenemos. Es un instinto de supervivencia que en el peor de los casos nos puede meter en un círculo vicioso depresivo que puede apagar las ganas de querer vivir.
Hoy pensamos que para ser feliz necesitamos x. Cuando lo consigues el efecto no es duradero y nos preguntamos por qué al final no ha cambiado nada. Los demás no alcanzan sus objetivos y le echan la culpa al hecho de no haber alcanzado la meta.
La realidad es que nunca llegaremos y siempre estaremos de camino. Si no aprendes a apreciar el camino nunca entenderás el concepto de la felicidad. Es ser feliz con lo que tienes no con lo que podrías tener. No hay otra forma. La vida está llena de contrastes. No entiendas la felicidad como un estado continúo, es más bien algo que llega y se va pero cuando no está tienes la confianza de que volverá. Una vida sin alti-bajos no es una vida plena sino más bien plana. Hay que sufrir para disfrutar. Hay que sacrificar para sacar provecho. Hay que llorar para reír. Todos los días.
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