Ayer se acabó una racha. He estado 138 días seguidos aprendiendo todos los días al menos una lección de italiano, portugués y sueco con Duolingo. Tuve un evento y llegué tarde a casa. Me olvidé de hacer mis lecciones.
La sensación esta mañana era agridulce. De estar acostumbrado de ver en la pantalla “tienes una racha de 138 días” y pasar a “tienes una racha de 1 día” fue un golpe bajo. Al mismo tiempo te sientes liberado de la presión diaria para no romper la serpiente.
He estado a punto de abandonar. Luego te pones a reflexionar y te das cuenta que no se trata de la racha sino de aprender un idioma y/o hacer cosas más allá del trabajo, del deporte y de la familia que te aportan algo.
Está claro que las rachas rotas son un peligro. Te hacen pensar que volver a empezar desde cero no merece la pena porque volver al punto donde estabas cuesta mucho esfuerzo. Al final hay que tener claro que no se trata de acumular puntos virtuales de cualquier tipo sino de hacer algo para ti. Es la diferencia entre estar motivado y ser disciplinado. Ha llegado el momento de aplicarse la propia medicina… 😉
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