Esconderse. Es el primer reflejo natural que tienes cuando metes la pata. Es normal. A nadie le gusta asumir la responsabilidad por sus errores.
Luego también están aquellos momentos donde dudas. ¿Realmente ha sido mi culpa? ¿No es más culpa de aquel otro u otra que la mía? Esos momentos son los peores porque estás intentado huir de lo que no puedes: de tu responsabilidad.
Sea o no culpa compartido tú de ahí ya no te libras. En vez de esconderte afronta la situación como un hombre o una mujer. Cuando la cagues, asume la responsabilidad.
El problema no es admitir que has cometido un error, sino más bien intentar demostrar lo contrario. Las personas van a confiar más en ti cuando vas de frente que cuando buscas escaquearte.
Foto de Fotolia | @Excuisine