Meditar. Es algo que le suele funcionar a mucha gente. En mi caso imposible. Parar va en contra de mi naturaleza y aunque no lo haya intentado nunca en serio, tengo alternativas a la meditación.
Hay diferentes niveles de preocupación. Los niveles leves te los puedes sacar con deporte. Cuando mayor el problema, mayor el nivel de actividad física que necesito para eliminarlo.
Pero no siempre funciona y con el paso de los años cada vez menos.
El otro día sorprendentemente me funcionó una cosa. Y no sé ni si lo hice de forma consciente. En el momento que surgió la obligación me obligué meterme a fondo con otro tema. Lo ideal es que sea un tema donde estés con otras personas porque eso requiere tu atención total en lo que ellos tu cuentan. Sal a la calle, no te quedes en tu habitación. Estar con grupos de personas te hará el día a día más agradable.
La interacción es una forma muy potente para olvidarse temporalmente del miedo. Al final no se trata de esconderse o huir. Simplemente te ayuda a disfrutar más del momento. Tarde o temprano tendrás que enfrentarte a tus demonios porque no van a desaparecer sin más pero mientras tanto vas sacando provecho del presente.
Foto de Adobe Stock | @BrtN66