El tiempo es la más precioso que tenemos en nuestra vida. Eres un afortunado si eres consciente de ello antes de que sea demasiado tarde. Al final da igual el dinero que hayas ganado, las mujeres (u hombres) que hayas conquistado o las victorias que hayas celebrado.
Lo único que importa es cuando eches la mirada hacia atrás que estés contento con todo lo que has podido vivir y disfrutar. Siempre habrá más cosas que te hubieran gustado hacer pero no puede haber ninguna que realmente te entristezca.
Para averiguar si estás viviendo la vida que quieres, hazte estas tres preguntas:
La felicidad es algo muy relativo. Igual te hubieras esperado que “¿eres feliz?” forma parte de las tres preguntas que te iba a proponer en este artículo. A veces somos infelices porque pensamos que la felicidad está relacionada con cosas que no tenemos. No sabemos apreciar las cosas pequeñas que nos rodean y nos damos cuenta que ya lo teníamos todo cuando ya no lo tenemos.
Muchas personas tienen un concepto equivocado de la felicidad. Piensan que es una meta o estación cuando en realidad la encuentras por el camino. No es el éxito ni el fracaso que la determina sino más bien la actitud con la que realizamos el camino. Estás perdiendo tu tiempo si buscas una meta que no existe o que se presentará de forma distinta a lo esperado cuando la hayas alcanzado. No pienses tanto en metas sino más bien en viajes. Ahí se esconde la felicidad.
Sabes que estás aprovechando tu tiempo cuando no necesitas una excusa para estar motivado. No tienes necesidad de perder peso para hacer deporte. Tu médico no te obliga de llevar una vida saludable. La mayoría de las personas encuentran motivación por necesidad.
Los que realmente están contentos con la vida que tienen son motivados por naturaleza (en comparación con los que únicamente están motivados). No hacen cosas porque se ven obligados sino porque son posibles (o imposibles). Es la motivación intrínseca de convertirse en una mejor persona, de buscar los limites y de vivir una vida al máximo. Este señor es un ejemplo para ello.
Tu vida apesta. Es lo que dejas entender a diario a los que te rodean. Puede que estés invirtiendo más tiempo en quejarte que en mover el culo. Tal vez tu vida es una mierda porque tú permites que sea así. Igual me equívoco pero dedícale un momento a esta reflexión.
Eres el principal responsable de vivir la vida que te deseas. Puede que tu entorno en forma de amigos, padres o pareja no sean de gran ayuda para lograrlo. Te puedes seguir ocultado detrás de esta excusa. Nadie ha dicho que sea fácil iniciar cambios pero será más duro todavía tener que mirar atrás un día y darse cuenta que la responsabilidad para ser feliz era la nuestra.
Pues eso. Tres preguntas para averiguar si estás perdiendo el tiempo. Dicen que nunca es tarde cambiar. Si no has dado el primer paso ya toca…
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