Me gusta trabajar desde casa porque puedo estar centrado en las tareas esenciales y saco adelante trabajo. Entiendo que no todo el mundo que empieza a trabajar en remoto pueda organizarse desde el minuto cero y asumir la responsabilidad de no distraerse con tonterías.
En mi caso no corro el riesgo porque la presión de sacar adelante 5 proyectos en paralelo hace que me ponga las pilas. Te cuento alguna claves que me han funcionado bien en el pasado y que igual también te pueden servir a ti.
¿Te has dado cuenta que en ocasiones te cuesta más o menos hacer exactamente la misma tarea? Tiene mucho que ver con el momento del día en el que eliges dedicarte a ella. En mi caso suelo darle preferencia a los temas creativos por la mañana después del deporte porque suele ser un buen momento para mí. En ocasiones también adelanto tareas difíciles que no tengo ganas de hacer porque en los inicios del día todavía te queda más fuerza mental. Ser productivo al 100% durante toda la jornada es prácticamente imposible o eso por lo menos es la conclusión que saco yo después de años haciendo pruebas y error en este campo.
Al principio nada más trabajaba con listas de tareas que quería acabar en una jornada. Ahora también le añado tiempos. Ponerle 30 minutos a un tema específico ayuda a no perder horas del día de forma innecesaria. Hay una regla muy sencilla. Si te tomas 1 día para acabar una tarea, tardas ese día o más. Si en cambio nada más te tomas 3 horas lo acabas igual y además con un nivel de calidad bastante parecido. Esto posiblemente no es para cualquiera pero funciona bastante bien.
Ahora mismo estoy sentado en la cocina redactando estas líneas. Estoy escuchando música de fondo y mi nivel de concentración es alto. En entornos “perfectos” es más fácil sacar adelante faena pero qué haces si tienes familia y peques que gritan y dan saltos. Esto es algo que me espera entorno de las 4 de la tarde cuándo todos hayan vuelto del cole y de la guardería a casa. Consigo ser productivo sin tranquilidad porque para empezar no me lo tomo como una excusa. Busco formas para lograrlo y si buscas las encontrarás.
Sin duda el mejor truco es hacer lo que te gusta. Es un lujo porque no todo el mundo tiene este privilegio. Cuándo las cosas se ponen complicadas me pongo a pensar y le doy las gracias al universo que me ha permitido vivir una vida cómoda, trabajando delante del portátil sin tener que pasar frío, arriesgar mi salud o estar lejos de mi familia. Esto es un privilegio más allá de tener mucho dinero. Antes de ponerte a “llorar” busca razones por las que puedes estar agradecido/a. Posiblemente no te tienes que esforzar demasiado para encontrar alguna pequeña cosa sobre la que te podrás alegrar.
Son las cosas pequeñas que hacen una vida grande o eso me gusta pensar.
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