Acabo de re-descubrir el poder de la psicología inversa. Es más fuerte que nosotros. En Quondos me gusta realizar de vez en cuando pruebas arriesgadas. Por lo tanto hicimos un envío a la base de datos con el asunto “No abras este mail” para promocionar un nuevo proyecto que lanzamos hace poco.
Fue arriesgado porque podrías pensar que nos habían hackeado y que por error se estaba enviando spam de forma masiva a toda la base de datos. Tuve dudas si realmente merecía la pena correr tanto riesgo realizando este tipo de pruebas.
Resulta que este experimento de psicología inversa fue todo un éxito. Te adjunto un pantallazo del test A/B que realizamos. Hubiera apostado por el segundo candidato “No abras este mail (test de psicología inversa)” porque combina además el factor de la curiosidad. En ocasiones la simplicidad triunfa.
Resultados del experimento aplicando la psicología inversa
Un ratio de apertura del 46% ha sido impresionante teniendo en cuenta la amplia segmentación que hicimos en este envío. En otras campañas parecidas me hubiera conformado con un ratio del 25-30%.
La psicología inversa no la puedes aplicar únicamente en el ámbito de los negocios sino de forma universal también en el ámbito personal. Está claro que no funciona con todo el mundo porque sino el ratio de apertura hubiera sido del 100%.
“Seguramente que no sabes hacerlo” es la frase típica que utilizamos con nuestros cuando queremos convencerles de hacer algo que no les apetece inmediatamente. De forma más elegante también lo podemos aplicar en el mundo adulto.
“Esto seguramente no te interesa. Estás demasiado liado para echarle un vistazo.” Un factor clave para que la psicología inversa es que no sea obvia y que combine el factor de la curiosidad. Juntos son una pareja irresistible.
Si lo aplicamos bien, es más fuerte que cualquier argumento de peso y funciona de forma intrínseca.
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