Muchas personas se dejan frenar porque tiene miedo a lo que podría pasar. Se pierden vivir la vida de forma plena. El tema tiene una solución sencilla.
Ayer me asusté un poco al oir la reflexión de mi hija ante una prueba difícil a la que tiene que decidir si se quiera presentar o no. Piensa que es mejor no ir para evitar la decepción del fracaso.