Tengo un buen amigo que siempre está entre preparar una maratón y no hacer ningún tipo de ejercicio físico. Tener una meta en mente ayuda enormemente para tener la disciplina de practicar de forma regular deporte.
Lo malo es que cuando se ha alcanzado la meta, las rutinas establecidas desaparecen como si nunca hubieran existido. Es la diferencia entre correr una maratón y ser maratoniano.
Lo que más le cuesta es encontrar el hueco en el día a día. En teoría tiene toda la libertad y flexibilidad para tomarse 2 horas de su jornada laboral para salir a correr desde la oficina, nadar o coger la bici. Lo malo es que al final nunca lo consigue.
El problema que tiene es el siguiente. No sigue ningún plan establecido. Si tu fuerza de voluntad no es lo que hace destacar necesitas un compromiso fijo. Si sales de casa y te dices que “igual si tengo un hueco salgo hoy a correr” no lo haces. En cambio si tienes claro con un par de días de antelación (o la noche anterior) que el viernes sí o sí harás deporte (o cualquier otro hábito que te aporte algo) tienes un margen para planificar y organizar el resto de tareas para hacerlo posible.
Mi experiencia es que eres mucho más productivo. En vez de simplemente hacer tu trabajo, cumples con todas tus metas semanales y además practicas tus hábitos. En otro caso igual incluso te hubieras llevado trabajo a casa porque has estado procrastinando sin hacer una cosa ni otra.
Luego llega lo peor que tienes remordimientos de haber perdido el tiempo y no ser lo suficientemente disciplinado. Tus hábitos necesitan un plan. Si te comprometes con el serás capaz de sacar mucho más delante de lo que te hubieras imaginado.
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