He nacido en Alemania. Hay algo peculiar de este país al que le sigo teniendo mucho cariño ahora desde la distancia. El alemán tiene la fama de ser muy directo. Sobre todo en el ámbito profesional las cosas se dicen a la cara. Hay menos indirectas. Cuando un alemán está molesto contigo lo sabrás de media antes.
En el resto del mundo somos más reservados. Tenemos miedo. ¿Por qué? Muy sencillo. Ser sincero muchas veces tiene un precio. Las personas se molestan cuando dices lo que piensas porque no siempre es agradable recibir una crítica.
A veces ser sincero es tu única opción. No puedes siempre pensar en los sentimientos de los demás. Cuando tú empiezas a salir perjudicado es mejor buscar la sinceridad. A veces incluso la situación mejora. Tener 100% claro lo que alguien piensa de ti te hace avanzar más rápido. Al principio puede ser doloroso, pero al final algunos acabarán dándote las gracias.
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